Este es el planteo que hizo Algazel (1058-1111).
Estamos en una jungla en la que la mente genérica moderna occidental ("mente colectiva") cree en Dios y no cree en Él; cree en el Rey
y no cree en Él. Quiere liberarse de la opresión de los que pretenden
darles respuestas respecto a dónde está la verdad; qué es verdadero y
qué un chamuyo.
No estoy hablando del siglo XVIII sino del siglo XXI.
Pero este mar de dudas bien puede ser el inicio de otra cosa...
Hoy, en racionalismo acérrimo, la credulidad, la aversión respecto a la duda, la precipitación en las
respuestas, la pedantería cultural, el temor a contradecir, la
indolencia de las investigaciones personales, el fetichismo verbal, la
tendencia a detenerse en los conocimientos parciales: todo esto y otras
cosas más han impedido llegar a la verdad, quedándonos a cambio con conceptos vagos y experimentos desordenados.
La
superioridad del hombre reside en el saber, no hay ninguna duda
respecto a ello.
En el saber se hallan reunidas muchas cosas que
los millonarios con todo su dinero no pueden comprar; sobre la autoridad
del saber otra
autoridad no pesa.
Pero ni aún el saber domina al Destino y a la Naturaleza.
Por
los siglos XVI, XVII y XVIII se pensó que si nos despegábamos de las
elucubraciones alucinógenas de nuestra mente y observábamos con rigor la
realidad, accederíamos a la Verdad.
Pero, es el raciocinio el que nos acerca a la Verdad?
Algazel recomienda ver mejor en el corazón, en los sentimientos y pasiones transcendentes.
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